Mientras esperan una clara señal de su futuro dentro de la OTAN, los ucranianos confían en evitar los fracasos de la cumbre de la Alianza Atlántica de 2008 en Bucarest o las garantías de seguridad de Budapest de 1994, que no impidieron las agresiones rusas cuando Kiev abandonó su arsenal nuclear.
El 89 % de los ucranianos apoyan que su país ingrese en la OTAN, según la última encuesta del Instituto Internacional de Sociología de Kiev (KIIS), desde el 79 % en el este hasta el 93 % en el oeste del país.
Anton Hrushetskyi, director ejecutivo del KIIS, destacó que la invasión rusa «fue un catalizador» para el cambio en las actitudes hacia la OTAN.
El apoyo al ingreso de Ucrania osciló desde menos del 20 % a principios de la década de los 2000 hasta el 48 % después de la anexión rusa de Crimea en 2014, y evolucionó hasta el 83 % tras la invasión del país a gran escala por parte de las tropas de Moscú.
LA «NO OFERTA» PARA UCRANIA EN 2008 ENVALENTONÓ A RUSIA
Las esperanzas de Ucrania en esta cumbre atlántica de Vilna son, por lo tanto, más claras de lo que fueron antes de la de 2008 en Bucarest.
Fue entonces el «insuficiente» apoyo popular a la adhesión a la OTAN lo que supuestamente motivó que al país no se le ofreciera una vía de ingreso, a pesar de la candidatura formulada por sus líderes políticos, aunque en Ucrania se cree que a la OTAN sobre todo lo que le preocupaba era no irritar a Rusia.
El entonces presidente ucraniano, Viktor Yushchenko, esperaba que ya en 2008 se ofreciera a Ucrania el denominado plan de acción para la adhesión (MAP, en inglés). Sin embargo, sus esperanzas se vieron frustradas por la oposición de Alemania y Francia, que sólo aceptaron que se dijera vagamente que Ucrania sería un miembro de la OTAN en el futuro, tal como recordó en una entrevista en el medios ucraniano TSN.
Inna Sovsun, diputada del partido Holos, cree que Berlín y París cometieron un error al no permitir a Ucrania que se uniera a la OTAN en 2008, lo que dio al presidente ruso, Vladímir Putin, «la oportunidad» de atacar el país en 2014 y en 2022, después de haber atacado también a Georgia en 2008.
«Alemania está a punto de cometer el mismo error», escribió en Twitter, donde apeló «a todo político alemán» a hacer «todo lo posible para hacer que el Gobierno cambie de opinión», entre noticias sobre la oposición del canciller Olaf Scholz a cualquier promesa de una rápida adhesión de Ucrania.
NO A «GARANTÍAS DE SEGURIDAD» COMO ALTERNATIVA
Los ucranianos están cansados de las «garantías de seguridad» que puede que reciban en lugar de una invitación al ingreso en la OTAN.
Según el sondeo del KIIS, solo el 29 % de los ucranianos aceptarían ahora las «garantías de seguridad» en lugar del ingreso de Ucrania en la alianza, frente al 42 % de mayo de 2022.
Se perciben de manera escéptica esas «garantías» en parte por la experiencia de los ucranianos con el Memorando de Budapest, subraya el director del KIIS, Hrushetskyi.
Según ese memorando, firmado también por Estados Unidos, Rusia y el Reino Unido, Ucrania acordó en 1994 renunciar al tercer mayor arsenal nuclear del mundo, que heredó tras la disolución de la Unión Soviética en 1991.
Ucrania lo hizo a cambio de las garantías de los firmantes de que respetarían su «independencia y soberanía en las fronteras existentes» y de que esos países se abstendrían «de la amenaza o el empleo de la fuerza» contra el territorio ucraniano.
LA PERTENENCIA A LA OTAN, NECESARIA PARA LA PAZ
Hrushetskyi destaca también que, aunque los ucranianos están agradecidos por la ayuda de sus socios extranjeros, no es suficiente para expulsar a Rusia y garantizar la seguridad de Ucrania.
Afirma que «los ucranianos sólo creen en la plena integración».
«Sólo si la OTAN nos acepta rápidamente, se puede hacer que Rusia deje de atacarnos, se garantizaría la paz y se salvarían muchas vidas», dice a EFE Vitaliy, un médico de 67 años que vive en Leópolis.
Las autoridades ucranianas no insisten en un ingreso inmediato, pero esperan recibir al menos un compromiso claro de una adhesión rápida tras el final de la guerra, un planteamiento que también se ve con peligro, afirma Ilona Sologoub, del laboratorio de ideas VoxUkraine.
«Si la OTAN dice que a Ucrania se le aceptaría ‘tras la guerra’, eso animaría a Rusia a no terminarla», escribió en Twitter, una referencia a que admitir a Ucrania debería depender de los progresos que haga el país y no de las acciones rusas.