Millones en situación de vulnerabilidad afectados por cambios propuestos
El Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP) enfrenta modificaciones que podrían impactar a más de 40 millones de personas en Estados Unidos. Estos cambios incluyen reducciones presupuestarias, nuevas exigencias laborales y restricciones en los productos adquiribles con los beneficios.
Según análisis de la Oficina Presupuestaria del Congreso, los recortes propuestos alcanzarían casi 300,000 millones de dólares, representando el mayor ajuste en la historia del programa. Expertos advierten que uno de cada cuatro beneficiario podría ver sus apoyos reducidos o eliminados por completo.
Impacto directo en estudiantes y familias
Rook Smith, estudiante universitario de Oregón que recibe poco más de 300 dólares mensuales, explicó que
“sin él, habría tenido que hacer grandes cambios, o incluso abandonar por completo la universidad”
. Las normas actuales exigen que los estudiantes trabajen 20 horas semanales para acceder al beneficio.
Tea Church, madre soltera de cinco hijos en Oregón, enfrenta dificultades para conciliar el trabajo con el cuidado de un hijo adoptado que requiere atención especializada.
“Tener un trabajo normal con un horario normal no es una opción para nosotros”
, comentó la mujer cuya familia recibe cerca de 450 dólares mensuales.
Nuevas restricciones en productos permitidos
La administración Trump autorizó que más estados prohíban el uso de beneficios para adquirir alimentos y bebidas azucarados. La secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, declaró que esta medida busca
“mejorar la dieta estadounidense”
evitando el uso de fondos públicos en productos considerados poco saludables.
El Secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., propuso incluir alimentos ultraprocesados en estas restricciones, aunque reconoció que su implementación tomaría tiempo.
“Creemos que tenemos libertad de elección en este país… No deberíamos pagarlos con el dinero de los contribuyentes”
, afirmó.
Debate sobre eficacia de restricciones alimentarias
Joelle Johnson del Centro para la Ciencia en el Interés Público cuestionó la efectividad de estas medidas:
“No tenemos datos de calidad que digan que si restringes el acceso a dulces y refrescos en SNAP, vas a ver una mejora en la calidad de la dieta”
.
Tea Church, quien ha trabajado con expertos en nutrición, explicó que
“poder darles algo que no afecte negativamente a nuestro presupuesto es increíble”
. Su hija de 17 años destacó que los refrescos representan
“una construcción social”
entre jóvenes, permitiéndole sentirse más integrada socialmente.
Reacciones y preocupaciones sobre futuro del programa
Katie Bergh, del Center on Budget and Policy Priorities, señaló que
“es difícil exagerar lo devastador que sería para las familias de bajos ingresos”
el posible fin de programas estatales por imposibilidad de compensar recortes federales.
Church expresó su preocupación sobre la visión del programa:
“Para eso se crearon estos programas, para poder atender a los miembros de nuestra comunidad”
, concluyó mientras terminaba sus compras en un supermercado.