El presidente ruso, Vladímir Putin, reconoció este jueves que el ejército ucraniano ha lanzado una nueva contraofensiva en la región sureña de Zaporiyia, anexionada el pasado año por el Kremlin.
«El enemigo no ha tenido éxito en ninguno de los sectores del frente. Todos los intentos de contraofensiva han sido repelidos. El enemigo ha sido rechazado con grandes pérdidas», dijo en declaraciones a la televisión pública.
Aseguró que Kiev había perdido durante las últimas 24 horas más de 200 soldados durante su ataque al sur de la localidad de Orijiv.
«Lamentablemente, nosotros también hemos sufrido bajas. Pero la diferencia es colosal. Nosotros hemos sufrido diez veces menos (de pérdidas) que nuestro adversario», señaló.
Destacó que el enemigo empleó «una gran cantidad de blindados», en torno a medio centenar, de los que 39, incluido 26 tanques, habrían sido destruidos.
Putin explicó que el 40 % de esos equipos militares ucranianos habían sido destruidos por la aviación rusa y el resto por las divisiones emplazadas en el terreno.
«Nuestros soldados y oficiales mostraron el mejor ejemplo de heroísmo en masa», aseguró y adelantó que hoy mismo serán condecorados.
Este ataque puede ser un punto de inflexión en la contraofensiva ucraniana que arrancó el pasado 4 de junio, según la prensa internacional.
Con este ataque el ejército ucraniano busca recuperar el control de la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, y a largo plazo la ciudad de Melitópol.
El control de Zaporiyia es fundamental para el corredor terrestre tendido por Rusia entre el Donbás y la anexionada península de Crimea a lo largo de mar de Azov.