Por José Ángel Solorio Martínez.
Llegó la hora de las vencidas, entre la IV T tamaulipeca y la Sección XXX del SNTE. Lo que aparentemente había sido un acercamiento muy discreto -pero con acuerdos-, resultó un evento fallido. Por ocho meses, el magisterio confió en la parte oficial; al parecer, no hubo reciprocidad y se rompió la tregua.
Los profesores decidieron, ir por todo: tomaron las instalaciones de la SEP en la capital del estado y en varios municipios de la entidad, para externar su malestar ante la falta de respuestas de la SEP a diversas peticiones que tienen que ver con prestaciones económicas hasta la mejora del trato de los cuadros medios de la dependencia con los maestros tamaulipecos.
Arnulfo Rodríguez Treviño, el dirigente del profesorado de Tamaulipas, decidió articular una estrategia de acción directa.
En un encuentro con la prensa, el dirigente magisterial, estableció una dura postura: quiere diálogo…
…pero no con la titular de la SEP.
Es el primer desafío con implicaciones esencialmente políticas, para la administración estatal lopezobradorista. Un desacierto, haber dejado que el problema entrara en descomposición.
No debe prolongarse la respuesta a los mentores.
No estamos viviendo tiempos normales; nos rodea, un escenario de mírame y no me toques.
Tener de telón de fondo los paisajes político-electorales nacional y local, adiciona cargas de explosividad a la atmósfera generada por la relación político-laboral de los maestros y el gobierno estatal.
A nadie conviene, permitir el empantanamiento del diferendo.
Ni al sistema educativo; ni al gobierno; ni a los profesores; ni a los padres de familia y mucho menos a los escolapios.
Privilegiar el diálogo y la propuesta, es una obligación de un buen gobierno y de un buen gremio magisterial.
Los profesores han hecho lo suyo.
Y creo que hasta más: es el único sector social que ha sacado el pecho para enfrentar la embestida de la derecha conservadora contra los Libros de Texto Gratuito (LTG). Ni el gobierno ni sus aliados -diversas organizaciones que en tiempos normales se dicen democráticas, han bajado la cortina para dejar pasar el debate sobre los LTG- han estructurado un plan en defensa de la educación pública.
Ni nuestra Alma Mater (UAT), ha entrado con visiones académicas en defensa de una de las herramientas fundamentales de la educación pública.
Sólo la Sección XXX del SNTE, realiza una enfebrecida campaña alentando el debate a favor de uno de los principios rectores del estado mexicano: la educación.
Bajo esas circunstancias, es absurdo que la IV T, soslaye de la vida educativa a los trabajadores de la educación; es contradictorio: desde las esferas gubernamentales, se percibe a los educadores como adversarios, como entes enemigos de los procesos de generación y distribución de saberes.
Las peticiones de Arnulfo, parecieran exageradas.
No lo son.
Es lo que el gremio magisterial, está pidiendo desde hace años: mejores condiciones laborales, decorosos salarios y respeto a la trayectoria áulica; y, sobre todo: dar el espacio que le corresponde al SNTE en el circuito educativo regional.
¿Es mucho pedir?
En educación, nada es gasto.
En educación, todo es inversión.
Cada hora que dure la discrepancia, va en detrimento del sistema educativo local; cada día que pase, la relación SEP-SNTE, abona en un saldo negativo para la IV T tamaulipeca, en los vitales asuntos electorales del 2024.
¡Así cómo quieren ayudar a AMLO!