Se puede estar de acuerdo o no con la actual administración estatal pero sería un despropósito no comprender que se trata de un mandato diferente, en relación a gestiones anteriores, en lo específico al de origen panista que se distinguió por la corrupción, el autoritarismo y la represión.
A casi un año del inicio del Gobierno de AMÉRICO VILLARREAL ANAYA no se tienen evidencias de que funcionarios hagan “negocios” desde la administración pública o que estén saqueando el patrimonio de los tamaulipecos.
Y al no tener “parque” los opositores se han enfocado en el tema de la seguridad al hacer señalamientos mal intencionados y difundir comparativos e información sesgada o de plano faltar a la verdad.
Es notorio que los contrarios a la gestión que lidera VILLARREAL ANAYA no tienen sustento y, pese a ello, embisten políticamente.
En realidad la oposición que se ubica, con cierto grado de activismo y estridencia, es la que mueve el ex Gobernador panista, FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA, junto a sus familiares y cómplices.
Si fuera el caso y hay irregularidades en dependencias del Gobierno estatal fluiría la información de primera mano de parte de la Auditoria Superior del Estado y de la Fiscalía Anticorrupción, a cargo de JORGE ESPINO ASCANIO y RAÚL RAMÍREZ CASTAÑEDA, en forma respectiva, dos funcionarios que sirven al grupo que encabeza FRANCISCO JAVIER G.
Quiere decir que no hay “delito que perseguir” y, por tanto, a los cabecistas solo les queda estar al acecho y operar, de manera oportunista, para hacer uso de su narrativa desgastada.
Cabe subrayar que, tiempos idos, los cabecistas se dejaron caer en las Secretarías de Educación, Salud, Bienestar Social, Obras Públicas y demás, en donde fluía el dinero o se podía “hacer negocio”.
Lo de la venta de plazas, los aviadores, moches a las abultadas compensaciones y transas mayores fueron la constante durante el mal llamado Gobierno de la alternancia.
¿Algo de esto sucede en la actualidad? Por ejemplo, ¿en la compra de medicinas se pide el “diezmo” a los proveedores? ¿La COEPRIS es utilizada, similar al pasado reciente, para atracar a los negocios? ¿En la construcción y prestación de servicios se da la transa?
Mientras no se tenga dato contundente sería irresponsable hablar de que estamos ante más de lo mismo. En ese sentido, puede decirse que tenemos un Gobierno diferente.
Veamos lo del paro laboral de maestros de la Sección 30 del SNTE encabezados por ARNULFO RODRÍGUEZ TREVIÑO.
Se sabe que hay pendiente con el profesorado que se arrastran de tiempo atrás, sobre todo de cuando GARCÍA CABEZA DE VACA fue Jefe del Ejecutivo estatal.
¿Qué impidió a los maestros mostrar su fuerza para que les resolvieran sus demandas?
Los críticos de la Cuarta Transformación (4T) en la entidad en lugar abordar el tema de forma seria hablan de tibieza en la actuación gubernamental; de que se ha perdido el rumbo.
Esto significa que para los disque opositores respetar los derechos básicos es un error o expresión de debilidad.
Revisemos el punto con más detalle. ¿Acaso los maestros no tenían una serie de problemas, durante el Gobierno panista, con quienes estaban al frente de la Secretaría de Educación en Tamaulipas? ¿Qué no fue en ese tiempo cuándo les quitaron conquistas laborales y no sucedió nada?
Puede argumentarse que les faltaba liderazgo. Que RIGOBERTO GUEVARA VÁZQUEZ no es un líder de la estatura de ARNULFO RODRÍGUEZ TREVIÑO. Y por
supuesto que así es. Hay una marcada diferencia en cuanto a liderazgo pero igual debe subrayarse que las condiciones para llevar a cabo la protesta son diferentes.
Sucede que durante la administración de GARCÍA CABEZA DE VACA privaba el autoritarismo y la represión.
Desde el Gobierno se practicaba el espionaje; se inventaban delitos a los opositores o aquellos que no acataran la línea. Incuso se llegaba a la agresión física o el encarcelamiento.
Había una “policía política” de la que disponía el propio mandatario para amedrentar y reprimir a los que no actuaban dentro de la “normalidad”.
Además, para mandar los mensajes de advertencia y aflojar a los contrarios se disponía de la Secretaría General de Gobierno, cuyos jerarcas no dudaban en meter mano dura, al margen de la ley y en lo “oscurito”.
El propio GUEVARA VÁZQUEZ puede dar cuenta de la manera en que lo hacían entrar en razón y asumirse muy “institucional” pese a que a sus compañeros de gremio los trataban con la punta del zapato.
Claro que al entonces guía de la Sección 30 lo tenían bien agarrado de salva sea la parte por si quería alebrestarse. Y júrelo que igual le dieron su untada de mano.
De modo que en el decir y actuar son evidentes las diferencias del antes y el ahora.
Visto así no hay motivos para rasgarse las vestiduras y menos para señalar que es notoria la debilidad en el ejercicio de Gobierno.
Lo que si es evidente es que el actual Gobierno es demócrata y humanista y se conduce en base a la legalidad.