16 de noviembre del 2024
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El fracaso de la Triple T tamaulipeca

El estrepitoso golpe mediático-político del cabecismo contra el asesor gubernamental Ricardo Gamundi Rosas, fue un sofocón para la pandilla que capitanea Anastasia Contreras -Directora Jurídica del gobierno de la IV T-.
Tacha y su esposo, el Tacho Beas -Director Jurídico de la Secretaría General de Gobierno-, se han empeñado desde el principio del sexenio en convertirse en uno de los más importantes grupos en el ejercicio de la autoridad de la cuatroté tamaulipeca.
Han instrumentado varias estrategias, para apropiarse del Poder Judicial con el avieso fin de ponerlo en manos de Beas; en tanto, Tacha, hace esfuerzos por expandir sus dominios al Poder Electoral: el Instituto Estatal Electoral de Tamaulipas y el Tribunal Estatal Electoral de Tamaulipas.
En ese afán ambicioso y vulgar, la dupla ha utilizado buenas y malas artes para mantenerse en el círculo más cercano el gobernador. No han ganado una sola batalla jurídica importante; al contrario: han enredado la pita al grado de generar problemas al Ejecutivo, en lugar de entregar resultados y soluciones.
No les importan los medios para logar sus fines.
Han enderezado una campaña negra a funcionarios del TRIELTAM, para debilitar a la institución y trabajar con sus antiguos socios del PAN que ahí operan. En esa intentona, han utilizado a una damita -al parecer sobrina de Tacho Beas- para lanzar señalamientos de acoso. Ese hecho, ha sido magnificado por el aparato mediático que maneja el Director de Comunicación Social, Francisco Cuéllar Cardona, quien solícita y obsequiosamente sigue las instrucciones de sus aliados.
Hasta ahora, nada les ha funcionado a los Tachos.
En ese contexto de intrigas palaciegas, la cofradía de los Tachos, facilitó la contratación de Ricardo Gamundi Rosas; esa táctica, fue instrumentada por Tacha y Tacho, no para apuntalar al gobierno de la IV T y su líder real en la región; no: fue para aprisionar el control del Congreso local y desde ahí tomar las riendas del Poder judicial y de los órganos autónomos -entre ellos, los más importantes: las Fiscalías-.
En el video escándalo del asesor de AVA, reconoce que fue el intermediario para comprar a varios diputados panistas, para sumarlos al proyecto guindo en el Poder legislativo.
Surgió así, la Triple T: Tacho, Tacha y el Tonto Gamundi.
La tríada, desde el arribo del ex dirigente del PRI tamaulipeco, amagaron -con el manejo de las plumas de Cuéllar Cardona- con instalar en el cargo de la Secretaría General de Gobierno a su nueva adquisición.
Meses, invirtieron en erosionar el poderío del número dos de la IV T: Héctor el Calabazo Villegas. La Triple T, y Pancho Cuéllar se aplicaron a fondo.
No pudieron.
Al contrario: esa campaña se revirtió contra ellos evidenciándolos como mezquinos e ineficaces en el cumplimiento de sus responsabilidades.
¿Quién ganó con el colapso de Gamundi?
Evidentemente: la IV T, quien se desprende de un elemento repugnante e impresentable. Quizá porque provienen del mismo PRI, los Tachos olvidaron que Gamundi y sus patrones, realizaron en Tamaulipas dos de los más vergonzantes fraudes electorales contra AMLO: el 2006 y el 2012.
Indudablemente: el Calabazo Villegas, quien galvaniza la institución que representa.
Claramente: Francisco García Cabeza de Vaca. Si bien, no obtuvo logros políticos espectaculares, ganó espacios fenomenales para la diversión y el esparcimiento, que tanta falta le hacen en el dorado destierro allá en su natal Texas.
¿Quién pierde en esa tragicomedia política?
Obviamente: los campeones de la derrota.
La invicta Triple T: Tacha, Tacho y el Tonto (in) útil.

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