El conocimiento del sector salud que tiene el gobernador Américo Villarreal Anaya le otorga calidad suficiente para hacer un diagnóstico puntual de los vericuetos que hay que sortear para alcanzar la cobertura nacional. De ahí que su participación en la ‘mañanera’ del presidente Andrés Manuel López Obrador haya dejado grato sabor de boca entre sus homólogos.
Dijo el mandatario que la salud es un derecho humano, tal y como está establecido en el artículo cuarto de nuestra constitución. Y que el estado en su quehacer obligado está a procurar el servicio a toda la población sin que medie condición socioeconómica ni política destacando, también, que en el actual régimen presidencial dio inicio la transformación del sistema.
Al evento llegaron los 23 gobernadores participantes en la firma de un Acuerdo Nacional para la Federalización del Sistema de Salud para el Bienestar, con lo que prácticamente se armoniza la atención médica e igual los servicios hospitalarios, para, de aquí en adelante, darle el mismo trato a la comunidad afiliada al IMSS, ISSSTE y otras instituciones como a quienes carecían del servicio y sólo tenían derecho al servicio estatal.
Todo, bajo el propósito de que: ‘Cuando se trata de salud y de la salud de los mexicanos, no existe límite en este gobierno’, como lo ha reiterado el jefe del Ejecutivo Federal.
Al referirse al acuerdo firmado por los gobernadores, Américo aseguró que con este nuevo modelo se enfrentan dos grandes retos:
1) Fortalecer el sector salud y contar con la infraestructura, insumos, equipamiento y medicamentos suficientes y accesibles, integrados en diferentes niveles de atención; y
2) Orientar este sistema de salud a la prevención y la promoción de la salud, entendiendo la salud como un estado dinámico en el que todos debemos participar para evitar las enfermedades y complicaciones de los padecimientos que hoy nos aquejan.
Hizo un llamado para atender también el rezago tan importante en la seguridad laboral y salarial de los miles de trabajadores, que ahora serán contratados por el IMSS-Bienestar, para atender a cerca de 53.2 millones de pacientes, quienes conforman el 80.2 por ciento de la población que no cuenta con seguridad social.
Así que, en lo sucesivo, 13 mil 966 centros de salud y 707 hospitales, estarán obligados a brindar atención a cualquier persona, estimándose en la cobertura una inversión de 18 mil 915 millones de pesos.
Este programa fue diseñado previo a la desaparición del Insabi, que a causa de malos manejos no tuvo el alcance programado; además porque los regímenes estatales de los partidos opositores rehusaron adherirse a la federalización del servicio médico y a la administración de nosocomios por parte de la Secretaría de Salud (federal, por supuesto), así como a la adquisición de medicamentos y equipo.
Ahora, con el nuevo esquema, la cobertura universal está garantizada en México.
El posicionamiento
No hay quien dude, hasta ahora, de la empatía, el respeto y entendimiento entre Andrés Manuel López Obrador y Américo Villarreal Anaya.
El hecho de que haya hablado a nombre de sus homólogos, coloca al mandatario tamaulipeco como un hombre distinguido por el presidente.
Así deben entenderlo los actores políticos dentro y fuera del estado, ya que, visto están, goza igual de las simpatías de Claudia Sheinbaum Pardo.
El vigor de su régimen se ha notado con el interés mostrado por varios inversionistas nacionales y extranjeros para traer sus capitales al estado, como ocurrió la semana que nos antecede, cuando inversionistas de energías limpias anunciaron que emprenderían grandes proyectos y acciones en tierra tamaulipeca.
Incluso, usted sabe que los miembros del gabinete han visitado con frecuencia a la entidad y en la Ciudad de México se han reunido con el doctor Américo para abordar tema de interés común (Federación-Estado) en diversos rubros; y que las inversiones federales se ven traducidas con obras de suma importancia.
Esos encuentros han cambiado la imagen de la entidad, después del abandono en que la tuvieron pasados sexenios en que los inversionistas tenían la peor impresión de Tamaulipas, porque era sinónimo de inseguridad, improductividad y corrupción.
Así, a un año de iniciada la transformación, el estado, diametralmente, es otro, diferente, digno de confianza y susceptible de ser tomado en cuenta por los grandes inversionistas, porque el gobernador les da confianza por su seriedad en el trato, además de sus conexiones políticas y visión de futuro.
Los detractores de Américo esperaban que se la pasara encerrado en su oficina o en su rancho, como gobernantes anteriores, pero éste los ha sorprendido porque no cualquiera tiene su altura para jugar en las grandes ligas, donde son muchos los que lo intentan, pero muy pocos los que alcanzan éxito.