16 de noviembre del 2024
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Se va por la alcantarilla

Cd. Victoria, Tam.- Va en serio la protesta de los productores rurales del distrito de riego 026 en el los municipios de Mier, Miguel Alemán, Camargo, Díaz Ordaz, Reynosa y Río Bravo. 

El Bajo Río San Juan, ante la obcecación neoleonesa al incumplir el compromiso de trasvasar agua para riego entre las presas El Cuchillo y Marte r. Gómez.

Es tema en medios de ambas entidades. La negociación ante CONAGUA se antoja tensa y, con justa razón, incluye la exigencia de una indemnización por daños y perjuicios tras la politiquería de ese gobierno vecino.

Es unánime el acuerdo del poder legislativo en Tamaulipas en defensa de los productores agrícolas y pecuarios. 

Quienes tomaron esta decisión de negar el agua a Tamaulipas (y aún quienes desde el vecindario la alentaron) deben saber que tiene un costo. Amerita compensación suficiente y oportuna, pagar, indemnizar.

El diputado tricolor EDGAR MELHEM propone la construcción de un emisor que canalice las aguas ya tratadas de la megaurbe regiomontana a la presa tamaulipeca.

Y que además haya recursos suficientes para que inicie operaciones en 2024, a más tardar. La flecha va derecha para el ingeniero GERMÁN MARTÍNEZ SANTOYO, titular de CONAGUA.

Para la anécdota. En la histórica disputa por las aguas comunes entre Tamaulipas y Nuevo León, en los lejanos años noventa, el dibujante poblano JORGE CARREÑO, cartonista estrella del semanario SIEMPRE, ilustró la querella de manera magistral.

Por un lado aparecía el gobernador neoleonés SÓCRATES RIZZO bañándose despreocupado bajo una regadera con abundante desperdicio de agua. Por otro, el tamaulipeco MANUEL CAVAZOS soportaba la resequedad con gesto estoico, sentado sobre un tapete, en humilde flor de loto, haciendo con sus manos los tradicionales mudras.

SAURIOS ESCAMOSOS

En la capital de Tamaulipas parecen reescribir cierta vieja canción colombiana con una letra más actual. Se va el caimán, en efecto, pero no para Barranquilla, ni para la guerrilla, se va por la alcantarilla.

Y no es caimán (me corregirán) es cocodrilo. La Enciclopedia Británica tiene toda una explicación al respecto, aquí dejo el link, en versión #NatGeo: (https://tinyurl.com/yp672uvs). 

En todo caso, me gustó lo que dijo una vecina de Tampico donde reptiles así de feroces son noticia permanente: “cocodrilo, lagarto o caimán, es como lagartija gigante, horrible.”

El de Victoria estaba atorado en una tubería de COMAPA. Encontrarlo fue casualidad, sacarlo una odisea; hubo de intervenir Protección Civil porque (sabrá usted) en los protocolos modernos no cabe sacrificar a la bestia sino salvarla, para preservar la vida silvestre.

Y en verdad, la urgencia real fue proteger los equipos de bombeo. Aunque el animalito también salvó la vida, es decir, fue liberado, no dijeron dónde ni con qué rumbo.

El autor de “Se va el caimán”, por cierto, se llamó JOSÉ MARÍA PEÑARANDA, colombiano, costeño, nació y murió en su patria chica Barranquilla (1907-2006), ya viejo y muy cercano al siglo de vida.

Compuso otro tema igualmente famoso en los circuitos latinos de la Unión Americana, “La cosecha de mujeres”, esa que (dicen) nunca se acaba.

Estuvo prohibido en España durante la dictadura franquista. Sus inquisidores santurrones pensaban que el “caimán” hacía referencia al generalísimo. Sin proponérselo el autor, la melodía acabó convertida en canto subversivo.

Los de Tamaulipas son cocodrilos. Alguna vez en la #RedX (antes #Twitter) se me ocurrió alertar sobre la liberalidad con que se mueven estos engendros por las calles del puerto. Con lo cual me gané reclamos de alto calibre que prefiero no repetir. Les temen pero los aman.

VIEJAS MISERIAS

Saldos de OTIS. A decir verdad, Acapulco ya era un gigantesco muladar por lo menos medio siglo antes del huracán. Ahora, por supuesto, su parte más oscura y pútrida emerge ante los ojos de todos. 

Pero ya estaba ahí, antes incluso de que el hidalguense RICARDO GARIBAY hizo aquellas crónicas de 1979. El puerto guerrerense tiene la desmesura de muchas ciudades mexicanas. 

Su anárquico y corrupto crecimiento urbano, calles que se empalman sobre antiguas veredas ejidales, cerros por donde escurre inmundicia a cielo abierto, a falta de drenaje, directo al mar.

Es el viejo paraíso que colonizó la clase media chilanga antes de saturar Cancún y Huatulco. El imperio de los gobernadores caciques, los FIGUEROA y la zona diamante que se disputaron a sangre y fuego las familias SALINAS y RUIZ MASSIEU.

Ya era un colosal desastre ambiental que ahora se hace visible. Y lo más triste no son las lloronas que miran al horizonte marítimo esperando al amor que nunca regresará, como la canción aquella de RIGO TOVAR.

Lo espeluznante son los reportes sobre saqueos programados, calculados, emprendidos por organizaciones delictivas que dispusieron hasta de los cajeros automáticos. Vaya desplante de fuerza.

Mismas que hoy están tomando posesión de los condominios destruidos por OTIS, dejados sin vigilancia por las familias, sus dueños o arrendatarios. Entre policías que en lugar de proteger a la sociedad, ayudan a los malandros.

Más devastadora que el meteoro categoría cinco será la extrema debilidad de las instituciones estatales y municipales ante una delincuencia organizada que parece tener la situación bajo su total control. Esto es lo contundente, amenazador para el resto de la república. Lo demás será, acaso, poesía, con pasito tropical.

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