15 de noviembre del 2024
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Los estropicios de Geño

Es extraoficial, pero profundamente veraz: la IV T de Tamaulipas, está pidiendo auxilio al ex gobernador, Eugenio Hernández Flores, para operar medios nacionales a favor de la administración estatal lopezobradorista. Es una debilidad que se ve y se siente: la Dirección de Comunicación Social -Francisco Cuéllar Cardona-, ni picha, ni cacha, ni deja batear; en otras palabras: le quedó grande la yegua.
Los líderes de opinión nacionales, si bien no se han constituido -todavía- en un incómodo grupo de presión para el gobierno del estado, no se han significado por tratar con tersura al Ejecutivo estatal.
¿A quién demonios se le ocurrió sacar del panteón político a Geño?
¿Acaso, creen que la petición para su extradición del ex gobernador a los Estados Unidos, es un hecho menor?
¿Es saludable para la IV T, incorporar a sus activos a Hernández Flores, luego de ser uno de los actores más vistos en el fraude electoral del 2016, contra el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador?
¿Acaso no aprendieron con el estrepitoso fracaso del asesor, Ricardo Gamundi Rosas, quien se mofó pública y evidentemente, de la familia gubernamental?
Cierto: Eugenio, aun cuenta con ciertas franjas de la sociedad tamaulipeca que le tienen afecto; pero también, tiene, otros segmentos de tamaulipecos que siguen pensando, algo tuvo que ver en el atentado contra Rodolfo Torre Cantú. Entre ellos, uno de los victorenses más relevantes: el ex gobernador, Egidio Torre Cantú.
¿Para qué crear más frentes, y abrir la caja de los riesgos incorporando a Geño a tareas que sólo deberían corresponder a probados militantes -o aliados confiables- del lopezobradorismo?
Se infiere: a la tarea de operar las dinámicas mediáticas de la CDMX, de la mano de Eugenio, llegaría otro ex presidiario: Mario Ruiz Pachuca.
¿Aplaudiría la maniobra, Egidio?
¿Se quedaría con los brazos cruzados el ex gobernador, Torre Cantú?
Independientemente, de la esencia fallida del auxilio de Eugenio, los asesores del gobernador, deberían ponderar varias circunstancias:
1.- Invitar a un ex gobernador, a colaborar con las asignaciones de un gobernador, es la cesión de franjas de autoridad. Al contrario: la fortaleza de un gobernador, es la toma de distancia de los proyectos de gobierno que le antecedieron. Llamar a emisarios del pasado, para resolver ciertas contradicciones, es el reconocimiento de la falta de cuadros para desplegar exitosamente los desafíos sociopolíticos que todo gobierno enfrenta.
2.- Podría ser interpretado, como un acto rupturista con la IV T. Sí: sería de facto, un guiño a los residuos del viejo régimen que se opusieron al lopezobradorismo en sus más álgidos momentos de enfrentamiento contra los personeros del neoliberalismo y de los conservadores.
¿Alguien puede suponer que #esClaudia, olvidaría esos agravios?
3.- Dentro de la irracionalidad del gesto, subyace otro: poner en el candelero, a un político que el aparato de Justicia de USA, tiene en el radar. La presión al gobierno mexicano por parte del norteamericano, se intensificaría. Es decir: aunque no lo parezca, el asomo de Geño, lo pone más cerca de la extradición.
4.- Se erosionaría la capacidad de maniobra de Cuéllar Cardona. Y como consecuencia: debilitarían a la aún protagónica banda de los Tachos, Contreras-Beas.
¿Tiene caso, buscarle ruido al chicharrón?

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