Luis Miguel Iglesias -es conocido por sus amiguitos como Luismi- y su padrino de ciudad Victoria quien lo promueve para la alcaldía de Reynosa, Tamaulipas, por MORENA, insisten en romper a rajatabla el dominio de los Makyiavélicos en detrimento del poderío del lopezobradorismo reynosense.
El jovencito Luismi, se dice protegido de la IV T tamaulipeca.
Se asume como el verdadero representante de MORENA para asumir la presidencia municipal, y reemplazar a Makyito a quien acusa de tener pendientes con la ley, lo que lo convierte en un personaje impresentable ante la sociedad que clama por la alternancia.
Iglesias, es el sujeto que operó con verdadera rabia, contra las corcholatas que pelearon la candidatura presidencial al interior del morenismo nacional. Particularmente contra el ex secretario de gobernación, Adán Augusto López y contra el ex Canciller, Marcelo Ebrard.
Tanto Marcelo como Adán, hicieron públicas sus denuncias contra la estructura gubernamental -sobre todo de las áreas del y para el Bienestar en la entidad- considerada como instrumento de agresión a sus aspiraciones.
Como se sabe, Luismi, operó -se desconoce si por instrucciones superiores, o por voluntad propia- para debilitar los eventos de Marcelo y de Augusto, en Reynosa y lugares periféricos. No tuvo recato en su encomienda el ahora precandidato a alcalde: personalmente comandó a un nutrido grupo de jóvenes que repartieron despensas con la foto de #esClaudia en los eventos proselitistas de las corcholatas para reventar las reuniones y remarcar la postura de cierto sector de la sociedad tamaulipeca en apoyo a la ex jefa de gobierno de la CDMX.
Adán, lo señaló públicamente como responsable del agravio.
Hasta ahora, ni los jefes de Iglesias ni las autoridades del INE y menos MORENA, han emitido sanción alguna contra ese sujeto.
Muy probablemente esa impunidad, lo anima a participar en la justa interna morenista por la candidatura del Ayuntamiento reynosense.
Si los Makyiavélicos no son un pan de dios, Luismi tampoco es un miembro de MORENA como para enorgullecerse.
Las presiones desde ciudad Victoria para meter con calzador a individuo tal, está incorporando tensión a la correlación de fuerzas políticas de la localidad. Sobre todo, porque la postulación de presunto delincuente electoral -a decir de Adán Augusto- con métodos verticales, autoritarios -no se ve cómo, vaya a derrotar a Makyito en una encuesta- pueden romper el equilibrio de tejido de autoridad.
Echemos un vistazo al escenario reynosense:
1.- La reelección de Makyito en la residencia municipal, es un mal menor para MORENA y para la sociedad local. Por el momento, no hay condiciones para una alternancia saludable al interior del partido guindo. Los cuadros más potentes, están en el establo de JR, que en el fondo representarían la restauración del poder de los hermanos Cabeza de Vaca; y el sobrevalorado, Luismi apenas está perdiendo los dientes de leche en un paisaje sociopolítico que dominan verdaderos caimanes y tiburones; sin soslayar, a los monstruosos catanes de recodo.
El joven Iglesias, podría morder el polvo, en una ciudad que se ha caracterizado en el tiempo, disfrutar el echar para atrás las candidaturas erigidas por la recomendación del poder central tamaulipeco. Recordemos, a Isassi, al Betico, a Rodolfo Garza Cantú y otros.
2.- Apretar tanto a los Makyiavélicos, es acorralarlos al tiempo de prohijar la posibilidad de romper con MORENA y de sumarse a otro partido -MC-. No olvidemos la esencia genética del grupo comandado por Maky: les da lo mismo, obtener el poder con el auspicio del PAN o de MORENA. (Pueden, incluso, regresar al PAN sin rubor)
Esa circunstancia, pondría en riesgo un caudal de votos -entre 100 y 150 mil- que serían de grande utilidad para la candidata Sheinbaum y sus protegidos para las Cámaras alta y baja.
La alternancia, sólo es buena cuando se reemplaza a una fuerza política pervertida, con una fuerza virtuosa.
No es el caso: estamos ante la disyuntiva, de elegir un gobierno malo o un gobierno peor.