En la última mesa de los viernes, de Organización Radiofónica Tamaulipeca, platicamos de “las postergadas” listas de candidatos del partido MORENA para la elección en ciernes.
Mi referencia ha sido a que, las convocatorias, señalan los plazos fatales del calendario electoral oficial, como el término para la formalización de las nominaciones internas.
En el caso local, por ejemplo, dice la convocatoria que hasta el 23 de enero -último día destinado para las precampañas- se anunciará quiénes pasaron el primer filtro, entre los aspirantes a alcaldes y diputados locales.
De esa lista de considerados para ser sometidos a la encuesta, los resultados podrán darse hasta 20 de marzo, último día para el registro de las candidaturas ante la autoridad electoral.
De la elección federal no es mayormente distinta la historia.
Y si políticamente se han dado otros plazos por la dirigencia nacional del partido, que han sido postergados o de plano cancelados, sin definir nuevas fechas, igual en los antecedentes de elecciones pasadas ha sucedido lo mismo.
Estando en los términos de la convocatoria al proceso interno y del calendario electoral oficial, no hay falta qué sancionar o reclamar.
Hoy lo que entretiene a la opinión pública doméstica son los debates, dichos, conjeturas, sobre los motivos que estarían animando el pretendido retraso en las designaciones de candidatos.
En tratándose de un asunto común, más allá de las fronteras geopolíticas tamaulipecas, no pueden acotarse los argumentos al espectro local, pero sí encontrar razones, que con sus respectivas particularidades, podrían ver símiles en otras latitudes.
Por supuesto, el juego de intereses y personajes incidentes que, sin tener las
potestades modificatorias del horizonte electoral, sí estarían metiendo algún ruido, ameritando cotejos para la reivindicación de los liderazgos
La selección fina de los candidatos, se ha mencionado antes en este mismo espacio, igual se asocia a la incidencia y proyección de los demás actores políticos, llámese partidos y aspirantes, aliados y adversarios.
Aquí, por ejemplo, se juega a la liquidación política del grupo que asaltó el poder público estatal durante el pasado sexenio y ha mantenido un activismo de ataques y obstrucción al nuevo gobierno, buscando prolongar cotos de impunidad y saqueo.
El liderazgo político estatal personificado por el Gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA y su partido, MORENA, tienen todo para ganar la elección “de calle”, pero sacudirse el andamiaje de corrupción e impunidad heredado, pasa por la necesaria mayoría calificada en el Poder Legislativo.
Ese es otro de los pendientes con los que ha transitado el gobierno federal lopezobradorista y busca, en esta elección superar, para el mejor desempeño de CLAUDIA SHEINBAUM como Presidenta de la República.
Ahí es donde, para los efectos locales, reaparece la figura del Partido Verde Ecologista Mexicano y el ex gobernador más popular de los últimos tiempos: EUGENIO HERNÁNDEZ FLORES.
MORENA tiene todo para ganar las elecciones de este año; EHF asociado al PVEM se convierten en la segura segunda fuerza electoral, como para conservar, en principio, la tercera Senaduría, léase la de primera minoría, desplazando al PAN y al grupo delincuencial que mantiene secuestradas sus siglas.
Ninguno de los cuadros priíístas, sobre los que el cabecismo “encumbró” al PAN durante el pasado sexenio, fue ajeno, en su fama y fortuna, a la tutela del geñismo en su tiempo.
Por los desmemoriados o desvergonzados, está el testimonio y observancia del colectivo.
Aunque la base social, el pueblo pues, hace mucho que emigró del PRI y su paso por el PAN fue más que efímero -hay quienes aseguran ni en la elección cabecista fue al tamaño de la victoria concedida-, el desmantelamiento de los rescoldos sometidos,
ofrece la liquidación del partido azul por mucho tiempo, como opción electoral.
Garantizar eso, efectivamente, bien vale la espera en la causa morenista.
Mientras eso se acaba de redondear, es de esperarse, las especulaciones van a seguir a la orden del día, mezclando presuntos perfilados en firme, con ansiosos que no acaban de aprender a leer los signos de los tiempos.
En el pecado llevarán la penitencia.