El segundo informe del gobernador Américo Villarreal Anaya, que rendirá al Congreso de Tamaulipas por disposición constitucional el domingo próximo en sesión solemne (documento de por medio), lo sintetizará él mismo en un evento (público) programado a desarrollarse en el Polyforum ‘Rodolfo Torre Cantú’.
Hasta donde sé, en ambos acontecimientos estaría presente el jefe del Poder Ejecutivo Federal, Andrés Manuel López Obrador, quien ha reiterado (públicamente) su reconocimiento al mandatario estatal “por ser un hombre íntegro, honesto; y muy distinto a lo que padeció Tamaulipas en los últimos tiempos”, ha dicho.
El su primer informe (gubernamental) Villarreal Anaya hizo un recuento de las acciones emprendidas a lo largo de un período difícil. Principalmente en los terrenos político, económico y social, aunque también respecto a los vicios de los poderes estatales legislativo y judicial.
Hay que recordar que en esa época su administración tuvo que sortear diversas dificultades que se tradujeron en un ánimo de descontento hacia su antecesor por las medidas draconianas que impulsó, dizque para restablecer los equilibrios y sanear los vicios que padecía la administración pública.
Los resultados ofrecidos a la entidad en ese primer informe mostraron avances en la reconstrucción de Tamaulipas, cuyo pueblo estaba harto de los abusos gubernamentales y antidemocráticos; y alivios sustantivos a favor de los sectores sociales más vulnerables, que permitieron paliar en parte los efectos de la crisis económica.
Sintetizando, puede decirse que el primer informe de gobierno incluyó el recuento de las medidas correctivas que había que tomar.
A un año de distancia, el panorama general del estado parece que se ha modificado en forma importante, pues una cantidad de procesos que permanecían estancados o metidos en círculos viciosos se ha destrabado, fluyendo con sorprendente rapidez e indicando el inicio de un nuevo y alentador ciclo.
Después de 18 meses en que fue necesario concertar para restaurar la unidad, el divisionismo no sólo ha disminuido en su nivel de virulencia e intensidad, sino que se ha sabido encauzarlo y conducirlo por el terreno de la legalidad, con sus altas y bajas, como cualquier proceso, pero con mayores avances que retrocesos.
El segundo año de gobierno igual se ha caracterizado por la eliminación de la amenaza de desestabilización hecha por un virulento guía político de oposición, y ha generado las vías institucionales para su solución continua y progresiva. Con ello se ha evitado caer en el clima de anarquía y caos generado por la insurrección de algunos nostálgicos del poder, restaurando la confianza de los tamaulipecos en la vigencia del orden institucional y en la estabilidad estatal.
En el terreno económico, los 18 meses de gobierno se caracterizaron por la instauración de medidas dolorosas, que sin embargo, en el momento actual empiezan a producir los efectos tan esperados por todos los tamaulipecos –nativos o avecindados en la entidad–, que tuvimos que asumir los costos de una crisis que principalmente afectó la economía familiar.
El repunte del PIB será quizá una de las noticias que la población cueruda habremos de recibir con mayor júbilo, pues confirma la recuperación y que nuestro estado puede seguir mirando hacia adelante.
Hará cerca de 18 meses, con las medidas económicas impulsadas por Américo Villarreal Anaya, cuando asumió el poder, casi no podíamos creer que fuera a ocurrir la tan ansiada recuperación económica que está lograda mediante el sacrificio a corto plazo de cosas que podrían haberle redituado mayor popularidad. Pero esto no fue su cometido, sino sacar del hoyo a la entidad; y podemos apreciar que los signos vitales de la economía muestran que la emergencia ha sido superada y hemos entrado a la recuperación.
Los hechos han demostrado que el programa para enfrentar la crisis fue el adecuado, y que las estimaciones del gobierno en torno a indicadores como inflación y crecimiento económico, han resultado estar más cerca de la realidad que incluso las hechas por analistas.
Además de los logros económicos, otro frente en que la gestión de Américo ha librado una ardua batalla, es en el área judicial. A dos años de su gestión ésta es quizá el área más vulnerable, toda vez que los expedientes pendientes político-policiacos no han arribado a resoluciones totalmente satisfactorias.
En el terreno político, con mayor fuerza se han registrado importantes éxitos a lo largo de este año de gobierno.
Después de seis años plagados de obstáculos (2016 al 2022) debido a cerrazón gubernamental, la inoperancia de los partidos políticos y al uso de tácticas de chantaje e impositivas por parte del mandatario en turno, se ha podido avanzar, por fin, en el terreno democrático y se han eliminado de raíz los fundamentos que otrora dieron origen a hechos de confrontación y a la solución mediante las llamadas ‘concertacesiones’.
El éxito en la materia, sin duda alguna, es el indicador de un nuevo estado de madurez de las principales fuerzas y partidos de la entidad. Pero no sólo eso, sino que además constituye una muestra de la restauración de la legalidad, y del término al clima de los desacuerdos e inconformidad que privó entre los principales actores políticos
La muestra más clara se da en este proceso electoral concurrente, por la libertad con que actúan los siete partidos políticos.