En la coalición ‘Sigamos haciendo historia’ (morena-PT-PVEM) hay todavía dudas sobre el formato del debate que en abril siete habrán de sostener los candidatos a la Presidencia de la República.
Y es que los equipos de Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz (‘Fuerza y corazón por México) y Jorge Álvarez Máynez (MC) han dado en alterar la propuesta realizada por el Instituto Nacional Electoral (INE), pues ‘sospechan’ de que éste actúa parcialmente para tratar de confeccionarle un traje a la medida a Claudia Sheinbaum Pardo.
Este recelo con que actúan los contendientes opositores, sin embargo, tiene razón de ser, pues en varias ocasiones Guadalupe Taddei Zavala –la consejera presidenta del INE–, ha dado muestras de privilegiar a morena y sus aliados por encima de los otros cuatro partidos políticos.
En los últimos 10 días –a raíz de que iniciaron campañas–, Xóchitl ha pedido a Claudia acudir a medios de comunicación audiovisuales para ahí, de frente, cada una dar sus puntos de vista respecto a temas diversos que podrían plantearse en la mesa.
Obviamente, Sheinbaum no ha acudido a ninguno de esos encuentros armados por corporaciones empresariales, como la plenaria organizada por Citibanamex, a la que sí llegó Xóchitl; pero Claudia canceló su participación de último momento y eso causó descontento a la asistencia, lo que provocó que Gálvez, ante el grupo llamado ‘Mujeres sin miedo’, expresara: “La candidata de enfrente me tiene miedo. No va a los debates en los medios de comunicación. No llegó a Banamex porque tiene miedo, porque no le dan permiso. En cambio, su servidora va a ir a todos los debates. Que me la pongan enfrente…”
Las expresiones de Xóchitl, por supuesto, son como echarle gasolina al fuego, caldeando más los ánimos.
Pero la respuesta, no llega.
Debate en puerta
El debate es un encuentro entre pares basado en la discusión y la controversia, cuyo propósito busca, desde el inicio, exhibir dos o más posiciones encontradas en torno a un tema, programa o conflicto.
Su objetivo primario consiste en hacer que las partes antagónicas en ideología, doctrina, militancia política o posición social, (de cara al público) defiendan los supuestos que sustentan a través de la confrontación verbal, pero esta vez guiados por un moderador que se supone debe ser una persona neutral, equilibrada y profesional.
El valor del debate estriba en acercar a la audiencia las formas distintas en que se concibe una realidad, permitiéndole asumir su propia postura tras reflexionar en torno a lo expuesto.
En los procesos electorales, es indudable que el debate podría resultar un ejercicio saludable para nuestra incipiente democracia; sobre todo si se trata de una contienda altamente competitiva, donde los candidatos (en verdad) buscaran convencer al votante sobre la viabilidad y justeza de sus propuestas.
Sin embargo, es pertinente aclarar que no todo debate es viable y constructivo para los actores involucrados; o para la sociedad, que en menor o mayor nivel está pendiente de las diversas expresiones que se manifiestan en torno suyo.
Para que un debate pueda concretarse, (primero) deben existir las condiciones propicias de equidad en todos los aspectos; máxime cuando se pone en juego el destino de un país.
Es decir, antes de alentar una discusión pública, se requiere analizar si los personajes invitados son sujetos al debate y tienen similares posibilidades de triunfo, además de otro esencial atributo: dar muestra de responsabilidad, ecuanimidad y compromiso hacia la población que aspiran representar.
Consigno lo anterior porque de nada valdría que se llevaran a cabo encuentros desiguales y estériles, donde algunos personajes exhibieran falta de trabajo político, credibilidad y propuestas serias, mientras otros asomaran prendas totalmente opuestas.
Ahí están los tres candidatos presidenciales. ¿Cuál tendrá más saliva?
Eugenio, crece
El apoyo que Eugenio Javier Hernández Flores ha recibido como candidato al Senado de la República, por parte de la clase política priista, además del que le manifiestan la militancia tricolor y la sociedad civil en apenas 10 días de campaña, exhiben claramente su posicionamiento.
Cierto es que juega por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en esta ocasión, pero esto no significa que haya renunciado a su militancia, ni tampoco que por ahora contemple cambiar de filiación, pues su proyecto, según observo, va más allá de membretes.
Es decir, asoma un interés de dignificar a la sociedad tamaulipeca que durante seis años lastimó profundamente el ‘clan cabecista’, luego de otros seis en que fue agraviada por Egidio Torre Cantú y sus secuaces.
Por eso, ahora, se suman a su proyecto figuras como Baltazar Manuel Hinojosa Ochoa, Óscar Luebbert Gutiérrez, Alejandro Etienne Llano, Marco Antonio Bernal Gutiérrez, Óscar Pérez Inguanzo, Gustavo Torres Salinas y Guadalupe González Galván.
Además, Erik Silva Santos, Armando López Flores, Juvenal Hernández Llanos, Rafael González Benavides, Sergio Guajardo Maldonado, Carlos Solís Gómez. Sergio Guajardo Maldonado, Martha Guevara de la Rosa, Guadalupe Anastacia Flores Valdez,