La oposición tiene que transformarse porque las estrategias implementadas en las pasadas elecciones y antes, derivaron en un evidente fracaso.
Es el costo político que les toca pagar por alejarse de la realidad.
Sus números los colocan en calidad de perdedores reincidentes dadas las derrotas sufridas el pasado 2 de junio, en las que no solo estuvieron muy lejos de quedarse con la presidencia de la República sino que fracasaron en su “Plan B”, al tratar de ser contrapeso del gobierno, desde el Congreso de la Unión (cámaras de diputados y senadores).
Los guías y abanderados del PAN, PRI y PRD, al igual que sus “padrinos”, quedaron lejos de la meta dada la “paliza” que les propinaron los candidatos del partido Morena y aliados.
Significa que no podrán hacer mucho para detener las reformas constitucionales que, en su momento, no le avalaron Jefe del Ejecutivo federal, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
De hecho 5 de éstas recibieran el aval de la 66 legislatura federal, en el mes de septiembre y el resto seguramente serán impulsadas por la Presidenta CLAUDIA SHEINBAUM PARDO, una vez que releve a LÓPEZ OBRADOR, en octubre del presente año.
Tampoco les fue bien a los opositores en las gubernaturas por las que se compitió en los comicios mencionados ya que de 9 que estuvieron en la disputa solo lograron dos y una de éstas, Jalisco, se quedó en manos del Movimiento Ciudadano (MC).
Bien dicta la sentencia popular que los males no vienen solos y eso aplica para los contrarios a la llamada Cuarta Transformación (4T) porque a su catástrofe electoral suman la derrota en la gran mayoría de los congresos locales y en los ayuntamientos del país.
Lo que pasó en Tamaulipas es muestra de la debacle opositora a lo largo y ancho de México, salvo sus bastiones que, dicho sea de paso, van a la baja.
Acá los prianistas se quedarán sin ningún municipio grande ya que les ganaron hasta Tampico, que era uno de sus emblemáticos reductos.
De esta manera Morena y aliados serán gobierno en la mayoría de los 43 ayuntamientos y tendrán al menos 27 diputados, de los 36 que integran la legislatura.
Cierto que se esperaba una derrota para la oposición pero no tan demoledora.
La ola guinda no solo impacto a los panistas en la ciudad y puerto sino que acabó con los supuestos baluartes del grupo que todavía conserva el ex Gobernador, FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA.
Ahí están los triunfos morenistas del Mante y González, región supuestamente controlada por los “Trukos”, CÉSAR y VICENTE VERÁSTEGUI OSTOS.
Igual sucedió en Reynosa en donde los GARCÍA CABEZA DE VACA mandaron a la “competencia” a LUIS CANTÚ GALVÁN, uno de sus testaferros, quien solo hizo el ridículo ante el arrastre popular del Alcalde, CARLOS PEÑA ORTIZ y su familia, principalmente MAKI ORTIZ DOMÍGUEZ, misma que compitió por la senaduría por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), en fórmula con el ex Gobernador, EUGENIO HERNÁNDEZ FLORES.
El caso es que PEÑA ORTÍZ se alzó con la victoria con más de 151 mil votos, cantidad con los que hizo historia en tanto que es el presidente municipal que más votos ha obtenido, en Reynosa y Tamaulipas.
Cabe apuntar que su cercano rival, el panista CANTÚ GALVÁN, a duras penas sobrepasó los 50 mil sufragios.
Así, al dar cuenta del panismo cabecista, PEÑA ORTIZ seguirá al frente del ayuntamiento en el periodo 2024-2027.
Lo propio hicieron morenistas de la talla de CARMEN LILIA CATUROSAS VILLARREAL en Nuevo Laredo y EDUARDO
GATTÁS BÁEZ en Victoria, solo que en competencias más cerradas.
En esencia la transformación se afianza en Tamaulipas y esto abre mejores condiciones para la gobernabilidad al mandatario, AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, el cual consolida su liderazgo en la entidad y es de esperar que las buenas cuentas entregadas a la virtual Presidenta, CALUDIA SHEINBAUM, tengan reciprocidad, en el corto plazo.
Pero de regreso a los prianistas, tanto en el ámbito nacional como en el estado, tendrán que entender que su radicalismo no es bien visto por la gran mayoría de los mexicanos.
Su obligación es ser autocríticos y bajar a las bases para construir desde ahí.
Les debe quedar claro que los ciudadanos ya no son aquellos que con facilidad engañaban y no pasaba nada. Y no estaría de más que los opositores se apartaran de los poderes fácticos que, al menos en la pasada elección, fueron los que les pavimentaron el camino del fracaso.
Liderar causas perdidas y decir a todo que no, cuando viene del gobierno y del partido oficial, son pésimas inversiones en las nuevas circunstancias políticas.